20 Nov Así es el láser de última generación que revoluciona la hiperplasia benigna de próstata
El cáncer de próstata fue uno de los tumores más diagnosticados en el mundo el pasado año. En España también se estima que afectará a unos 30.000 hombres en 2022, según las cifras del último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Sin embargo, los problemas de próstata no siempre están relacionados con la aparición de un cáncer. De hecho, a quienes afecta la conocida como hiperplasia prostática benigna no tienen un mayor riesgo de cáncer de próstata, pero sí que provoca una obstrucción que afecta considerablemente el flujo de orina.
Cuando los síntomas son leves, el tratamiento más frecuente suele ser el de los medicamentos. Aunque si los síntomas son tolerables, hay hombres en los que esta afección puede aliviarse con el paso del tiempo. Siempre se tendrá que tener en cuenta los primeros signos de esta enfermedad, entre los que se encuentra el aumento de la frecuencia urinaria, la imposibilidad de vaciar la vejiga por completo o el goteo después de orinar.
El doctor Eduardo Martín, jefe de servicio de Urología del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo reconoce que “las principales ventajas que ofrece esta técnica es que permite el tratamiento de próstatas de todos los tamaños sin necesidad de incisiones externas“. El HoLEP ofrece mejores resultados respecto a otras técnicas, sobre todo en las próstatas grandes. El procesamiento es mínimamente invasivo para el paciente porque se hace a través de la uretra.
Un láser con diagnóstico
La nueva incorporación del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo no solo destaca porque el tiempo quirúrgico es menor a las demás, sino que también evita las reintervenciones por crecimiento del tejido residual que se pueden encontrar en otras técnicas.
Además de un menor riesgo de sangrado importante, el HoLEP se caracteriza por tener una precoz recuperación, pues permite un rápido alivio de los síntomas urinarios. El tejido responsable de los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata se conoce como adenoma. Este tejido prostático crece a través de la uretra sin provocar ningún tipo de incisión. De esta forma, el láser separa el tejido enucleado de la cápsula prostática y succiona mediante un instrumento llamado morcelador el adenoma.
Las técnicas tradicionales solo alcanzan alrededor de un 30%, mientras que con el HoLEP la reducción del tejido prostático es del 80%. Así, la glándula prostática queda vacía y queda formada únicamente por la cápsula. El éxito de un tratamiento como éste no es para menos, ya que estamos ante “un láser superior a los anteriormente conocido por su capacidad de corte y coagulación, que permite extraer el tejido crecido de la próstata intacto en su totalidad”, explica José Ángel Gómez Pascual, urólogo en el Hospital Quirónsalud Málaga, donde también cuentan con este láser de última generación.
No es el primer láser utilizado para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. Sin embargo, la enucleación prostática con láser de Holmio es capaz de realizar un análisis patológico del tejido eliminado con el que descartar la existencia de un cáncer. Aunque “en muy pocos casos el material analizado puede ser tumoral, es importante que este detalle no pase desapercibido”, advierte el doctor Gómez.
Además de esta técnica, el complejo hospitalario Ruber Juan Bravo también cuenta una técnica mínimamente invasiva que se realiza mediante el abordaje transuretral. Se trata de un sistema menos reciente que el HoLEP, pero que se considera un sistema que ha revolucionado la cirugía de próstata. Mediante la técnica REZUM se inyecta vapor de agua en los lóbulos prostáticos a máxima presión, por lo que estos se separan de los vasos sanguíneos y se provoca la muerte celular del tejido prostático.
Con el paso del tiempo, se reduce el tamaño de la próstata ya que el cuerpo elimina de forma natural el tejido necrosado. Esta técnica no logra un alivio inmediato de los síntomas como harían las cirugías más convencionales, pues el tejido tarda aproximadamente tres meses en desaparecer, lo que dependerá del tamaño de la próstata.
Aunque antes de tener que recurrir a todo este tipo de técnicas, los especialistas recomiendan siempre realizar revisiones anuales a partir de los 50 años. Y es que se trata de una enfermedad que padecen el 60% de los varones mayores de 60 años, y alcanza hasta el 90% en el caso de los mayores de 75.