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10 Feb Cáncer de próstata: qué ejercicios son los mejores y cuáles los más peligrosos para los hombres
El cáncer de próstata es el tipo de cáncer más frecuente en hombres en España, representando aproximadamente el 20 % del total de casos y la tercera causa de muerte por cáncer en varones, por detrás del cáncer de pulmón y de colon.
Este tipo de tumor se caracteriza por un crecimiento atípico y descontrolado de las células que conforman la glándula prostática y uno de sus principales factores de riesgo es la edad, al presentarse de manera más común en individuos mayores de 65 años. Sin embargo, como apuntó Victor Sacristán, del Grupo de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) de Ejercicio y Cáncer y oncólogo médico en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, en la presentación de la campaña Moviéndonos por la salud, “a partir de los 40 años empieza a aumentar el riesgo”. Esta campaña impulsada por la SEOM y la Asociación de Cáncer de Próstata (ANCAP) y Bayer, con el apoyo de la Asociación Española de Urología (AEU) y la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), pretende visibilizar el impacto positivo del deporte en la recuperación y el bienestar de las personas con cáncer de próstata.
En este contexto, hábitos tóxicos como “fumar o beber alcohol”, informa, “aumenta el riesgo pero también la inactividad física”. Y es que, como en otros tipos de cáncer, el ejercicio reduce la incidencia de este tipo de tumor. Según datos de la SEOM, el ejercicio físico tiene el potencial de disminuir el riesgo de varios tipos de cáncer, incluido el de próstata, hasta en un 30%.
Pero no sólo eso, sino que también ayuda a los pacientes que tienen este tumor.
El colegio americano de medicina del deporte apunta a que realizar ejercicio físico se asocia con hasta un 33 % menos de riesgo de fallecer por cáncer en pacientes afectados por cáncer de próstata. Además, según datos de estudios preliminares, practicar 225 minutos de actividad moderada semanal podría reducir el PSA (o antígeno prostático específico, una proteína producida por las células de la próstata cuyo nivel en sangre puede ser un indicador importante en la evaluación de la salud prostática) y la proliferación tumoral en pacientes de cáncer de próstata, sugiriendo efectos beneficiosos en el control de la enfermedad sin efectos secundarios adversos.
Por último, la realización de actividad física en pacientes recién diagnosticados mejora la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes afectados.
“Sabemos que la actividad física reduce la incidencia de este cáncer y sus variantes más agresivas, mejora la tolerancia a los tratamientos y disminuye el riesgo de recaídas”, expuso Sacristán. Además, “ayuda a mitigar los efectos de la terapia de privación androgénica y otros tratamientos tales como nuevos agentes hormonales, quimioterapia o radioterapia, mejorando la calidad de vida de los pacientes”.